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sábado, 24 de agosto de 2024

La intimidad emocional: una clave en la relación de pareja

 


Introducción

Al principio de una relación, tienes algo de nervios, pero te gusta pasar tiempo con esa persona. Cada vez comparten más actividades, y la confianza entre los dos aumenta. Si todo sale bien, se desarrolla una conexión profunda que tiene comprensión y aceptación, y empiezan a contarse cosas, a compartir risas y comentarios, y a verse reflejados el uno en el otro. La intimidad emocional se desarrolla a medida que compartes más de ti y escuchas más de la otra persona, sientes que ambos encajan y pueden contarse sus pensamientos, sentimientos o temores con la tranquilidad de saberse aceptados.

Sensación de desconexión

Con el paso del tiempo y el cambio de las dinámicas hacia la rutina, las responsabilidades, los niños, las cuentas, el trabajo, la falta de tiempo y todo lo que se te ocurra, puede haber un distanciamiento, un enfriamiento de esta intimidad emocional que fue tan importante para sellar el vínculo y formar una pareja. No nos damos cuenta, y simplemente nos desconectamos de la otra persona. Nos sentimos ajenos, ya no tenemos la misma confianza, los malentendidos son mayores, y la relación puede debilitarse.

Recuperar la intimidad emocional

Las relaciones de pareja que se sostienen por varios años suelen incluir algunos factores: primero, la comunicación clara, asertiva, cuidadosa; también un hobby compartido, algo que a los dos les guste hacer y que puedan hacer juntos; la intimidad emocional, y finalmente, la intimidad física. Los abrazos de más de 20 segundos, las caricias, el contacto físico son parte importante de la relación de pareja. Trabajar en cada uno de estos puntos facilita la reconexión emocional, pues todos se interrelacionan en el mantenimiento de una buena relación.

Busca los puntos en común que te faciliten resolver los conflictos. Enfócate en los acuerdos, las soluciones. Considera actividades que te gustan y actividades que disfruta tu pareja, y prueben algunas de ellas hasta encontrar algo que puedan explorar juntos. Abraza, reconoce con frecuencia cosas buenas y agradece cualquier buen gesto que puedas. La gratitud baja las defensas y facilita la reconexión.

Terapia de pareja

Si sientes que los conflictos son muy profundos, busca ayuda profesional. Las terapias de pareja no pretenden juzgar o darle la razón a uno de los dos, sino que tienen el objetivo de identificar los problemas y asistir a la pareja en la solución de los mismos. Muchas veces las personas acuden a terapia de pareja como un último recurso antes de la separación definitiva, lo que equivale a esperar que la enfermedad avance antes de acudir al doctor. El cuadro es más difícil. Pero te sorprendería la cantidad de parejas que logra reconectarse y resolver los conflictos. Si eso no es posible, al menos poder terminar la relación con respeto y consideración a lo que fue para partir en paz, puede ser de gran ayuda.

* Imagen de GrumpyBeere en Pixabay.

Ana Jácome

Whatsapp: +(593)99 583 4262

ana@anajacome.com

 


jueves, 8 de agosto de 2024

Ludopatía: ¿Por qué es tan adictivo apostar?

 


Introducción

Las apuestas, y con ellas la adicción y las inmensas pérdidas económicas, están cada vez más extendidas. Mucha gente apuesta, y mucha más se engancha y pierde más de lo que realmente puede gastar. Esto convierte a la ludopatía en una patología compleja, pues a partir de las apuestas compulsivas y las pérdidas económicas, las personas desarrollan cuadros severos de ansiedad, sentimientos profundos de culpa, y muchas veces, ideación suicida. De hecho, las personas con ludopatía tienen seis veces más riesgo de suicidio que el resto de la población.

Ludopatía y dopamina

  • Puede parecer muy difícil de comprender para quienes no lo hacen, pues observan una serie de malas decisiones financieras que parecen tontas o carentes de sentido. Y es que la ludopatía es una enfermedad, no una decisión racional. Es una enfermedad muy particular además, porque se sostiene del propio sistema de recompensa del cerebro. Pensemos en un juego de mesa, una partida de cuarenta o una elección de caja del supermercado que avanza rápido: cuando ganamos, nuestro cerebro suelta dopamina, un neurotransmisor que refuerza los comportamientos que “nos hacen bien”, porque se siente agradable. 

  • La dopamina aparece cuando comemos cosas deliciosas, y esto nos motiva a alimentarnos; también cuando tenemos intimidad con la persona que amamos, y esto aumenta las probabilidades de supervivencia de nuestra especie; producimos dopamina al ejercitarnos, y esto motiva que volvamos a hacerlo, y también cuando nos vemos con nuestros amigos o tenemos interacciones productivas en nuestros trabajos. La dopamina produce una sensación agradable, placentera, que premia para que repitamos eso que funciona para nuestro bienestar y el de nuestra especie.

  • Ahora, como todo sistema automatizado, el sistema de recompensa de nuestro cerebro se equivoca, con frecuencia, y termina reforzando comportamientos nocivos, como el uso de sustancias, los atracones de alimentos o las apuestas. Si apostamos, y ganamos, recibimos una dosis de la preciada dopamina que nos hace sentir invencibles. Y no solo llega la dopamina, sino además una ganancia económica que nuestro cerebro confunde con un logro nuestro – y no con un producto del azar o de un sistema diseñado para premiarnos y engancharnos – así que refuerza el comportamiento con esta dosis de bienestar que, en poco tiempo, comenzamos a necesitar. 

  • Parece tan intenso y tan fácil, que creemos que es una gran idea y que burlaremos al sistema con mucha facilidad. Y nos encontramos una y otra vez con que no podemos, perdemos, pero de cuando en cuando ganamos y retorna ese premio, esa dosis, ese bienestar.

Consecuencias

A medida que las pérdidas aumentan, crece también la ansiedad, el miedo, la decepción, la preocupación excesiva y la sensación de estar atrapados, de no poder salir, y de ser dañinos para los demás. 

Las personas que han caído en la ludopatía contemplan el suicidio con mucha más frecuencia que el resto, pero no tiene que ser así. Cambiar el cerebro y su sistema de recompensa es posible, cuando identificamos y modificamos los patrones que están activando nuestro sistema de recompensa, y en poco tiempo podemos liberarnos de esa necesidad de dopamina excesiva. 

¿Qué puedes hacer?

No se trata de eliminar la dopamina, pues eso no es ni posible ni deseable, sino de modificar el sistema de recompensa, de reeducarlo, de reencausar la motivación. Bloquear nuestro acceso a las fuentes de estimulación excesiva, como las plataformas de apuestas en nuestros teléfonos, es un paso importante. 

Hablar con seres queridos también puede ayudar a liberarnos de la culpa y del miedo a ser descubiertos. Un proceso de psicoterapia y la participación en grupos de apoyo definitivamente ayuda a comprender el fenómeno y adquirir herramientas para modificarlo. Sí hay salida. El dinero se recupera, no es lo más importante. Tu vida, tu salud, tu bienestar es posible más allá de lo económico, que podrás reconstruir al recuperarte. Comienza ya.

Imagen por Aidan Howe de Pixabay.

 

Ana Jácome

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ana@anajacome.com

 

¿Qué es la depresión de las festividades?

Sin duda, has escuchado sobre personas que se entristecen en la época navideña, incluso cuando no hay otro motivo aparte de la temporada par...